viernes, 13 de noviembre de 2009

Sucesos de un simple encuentro...(Nudo 1 - Desenlace 2)

Aquella nota tenía un escrito, el cual decía: "Te dije que los héroes no siempre son los que hacen lo correcto". En ese momento John relacionó a la mujer del callejón y la fue a buscar en la tienda de la mañana. salió corriendo lo más rápido posible, y totalmente desesperado por no saber dónde y cómo estaría su esposa Antonella. Ya en la esquina de la cuadra donde estaba la tienda, John se quedó sorprendido al no encontrar dicho local donde supuestamente debería de estar. Asi que, totalmente confundido, empezó a preguntar a la gente que pasaba por esa calle: "¿Dónde está la tienda?¡Dónde está esa mujer!". La gente sólo pensaba que era un loco que se había escapado de algún manicomio, pues cuando él preguntaba se mostraba exageradamente desesperado. Hasta que un anciano, el cual nunca lo había visto, se le acercó y le dijo: "Calma Sr, ¿porqué tanto alboroto?¿qué le ha pasado?". A lo que John respondió con una voz que se le quebraba: "Mi esposa...mi esposa ha desaparecido, y sé que esa mujer de la tienda le ha hecho algo...¿Ud la ha visto?". El anciano lo quedó mirando con asombro un buen rato, hasta que le dijo con mucha seguridad: "La verdad sé lo que te está pasando y quiero que te rindas de una vez." John, aún más confundido reclamó: ¡Qué! ¡Como que sabes! ¡Qué está sucediendo!". "Debes rehacer tu vida, cosa que yo no hice por quedarme acá. Pues nunca encontrarás a tu esposa, como también a esa mujer. Yo llevo 40 años esperando a que dicha mujer aparezca con mi esposa en aquella tienda que está desaparecida...todo esto por fijarme en esa mujer, y tenía razón...no fui un héroe para mi esposa y no hice lo correcto. Mira cómo estoy, así que resignate ante este ser extraño que tomó la forma de aquella mujer", refutó el anciano. Al oir esto, a John le costaba creer lo que le sucedía, se quedó desconcertado, pensando en que no ha sido ni será el único quien haya caído en esta trampa. Solamente volteó y siguió su camino, como bien le había dicho aquél anciano, llegando a desparacer de su vista.

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